¡¡¡ ALERTA O.V.N.I !!!
(Objeto volante no identificado)
Esta es la primera vez que voy a contar públicamente esta experiencia que viví en primera persona hace ya unos cuantos años y que aún lo tengo guardado en la memoria indeleble de mi subconsciente y que recuerdo como si fuera ayer. Lo narrado en este documento refleja fielmente lo sucedido en el verano de 1983 a las afueras de Madrid.
Aun estaba en periodo de prácticas después de haber aprobado una oposición de funcionario tras meses de periodo académico y formativo en una academia en Madrid, que por razones obvias no voy a descubrir. Acababa de salir de servicio de tarde y me dirigía conduciendo por las calles de Madrid con mi Renault 12 y como mi único equipaje en el maletero un macuto de tela azul, el mismo azul del ejercito del aire español que de ahí procedía ese macuto pues fui voluntario en ese ejército, en lo que antes se llamaba la mili.
Si habéis hecho el servicio militar en aviación sabréis el macuto al que me refiero. En su interior, un libro cuyo título no recuerdo, lo que sí sé con exactitud de qué trataba: era sobre la temática O.V.N.I. y la ufología (U.F.O. Unidentified Flying Object,) que es la ciencia que trata todo lo concerniente a avistamientos ovnis que para quien no lo sepa sus siglas corresponden a la nomenclatura ufológica, Objeto Volante No Identificado (en español). Tan solo era un aficionado que buscaba, como muchos jóvenes, la aventura de los enigmas del universo. Como decía, conducía por las calles de Madrid y sobre la Plaza de Neptuno me encontré por casualidad a un amigo que apenas nos veíamos y tampoco hablábamos pues en aquella época no existían los teléfonos móviles. Le pregunté qué hacía por allí; me dijo que no sabia si irse de marcha puesto que acababa de salir de trabajar y le apetecía tomar unas cervezas por la zona de Huertas, (un barrio de bares y copas de la ciudad) y no sabía qué hacer, si irse de marcha o directamente a casa. Me propuso acompañarle a cenar algo y luego tomarnos unas copas por la zona de Huertas para celebrar nuestro reencuentro, pero reusé su invitación ya que, como dije, acababa de salir de trabajar y estaba cansado y tampoco me apetecía mucho. Me comentó que había oído que esa noche había “alerta ovni”. Para los que no sepan lo que esto significaba, lo explicaré: por aquellos años había un programa de radio, llamado La media noche, que dirigía Antonio José Ales, un periodista avezado en los temas de misterio y ovnis y cada cierto tiempo alertaba como consecuencia de investigaciones ufológicas de expertos sobre la posibilidad de poder ver en los cielos algún ovni, para lo cual hacia las llamadas a través de la radio “alerta ovni”, donde los aficionados se desplazaban fuera de las ciudades donde hay menos contaminación lumínica y hay mas posibilidades de ver estos objetos. Hay zonas mas propensas que otras para avistar estos objetos.
Normalmente la gente salía un poco a la aventura y pasar un par de horas contemplando las estrellas, que la verdad merecía la pena, una buena charla a la luz de las estrellas y al fresco de la noche veraniega. Normalmente se iba a esos avistamientos más o menos preparado, al menos con unos prismáticos, cámara de fotos etc. Nosotros íbamos tal cual, simplemente con nuestros propios ojos esperando ver, al menos, alguna estrella fugaz.
Mi amigo aparco su vehículo y nos dirigimos en mi R-12 a las afueras de Madrid. La verdad es que me dirigí intuitivamente por cercanía a la carretera de Valencia, dirección Valencia, pasado Santa Eugenia cogí un camino en dirección a Mejorada del campo y me alejé fuera de la ciudad hasta que, después de unos kilómetros, vi en lontananza que el camino hacia una especie de montículo donde había un rellano, el cual estaba en alto y se veía en el horizonte las luces de todo Madrid, por un lado, por el otro el aeropuerto de Barajas e incluso Torrejón de Ardoz y lo más importante, un cielo estrellado maravilloso. Detuve el coche y nos bajamos, la verdad es que hacia una noche maravillosa de verano, cielo estrellado y un silencio solo roto por nuestra conversación y algún sonido de grillos u otro bicho. Nos fumamos un pitillo (yo por entonces fumaba, como casi todo el mundo) y nos tomamos una lata de Coca-Cola fresquita que previamente nos habíamos comprado. Llevábamos mas o menos una hora y nos montamos en el vehículo, pues a pesar de ser verano, el frescor de la noche y el rocío hacia mella en nuestra piel ya que tan solo llevábamos una camiseta y un pantalón vaquero.
Permanecimos otro rato en el interior del coche sin saber cuánto tiempo había pasado con exactitud. La verdad es que estábamos tan bien que apenas se notaba el paso del tiempo. En un momento de la conversación advertí una luz blanca a lo lejos y en tono de broma le comenté a mi amigo: ¡mira, ahí tienes un ovni!, a lo que mi amigo se rió a carcajada y yo con él, seguimos conversando, pero nuestras miradas también no perdían de vista el horizonte. Es cuando nos dimos cuenta que algo estaba pasando, que la luz advertida por mí no era una luz normal. Digamos que estábamos en la lejanía, pero frente al Aeropuerto de Barajas a nuestra izquierda y la base aérea de Torrejón más a la derecha. Digamos que barajas estaría a las 10 de un reloj imaginario y la base de Torrejón estaría a las 2, por supuesto todo era campo y estábamos a kilómetros de ellas, pero con una visibilidad del 100 por 100 sobre el horizonte. Concentramos nuestras miradas en ese punto de luz cada vez más cerca y mas grande, pero muy lento, se me hizo eterno la espera de su acercamiento pues se veía que cada vez era mas grande su haz de luz blanca que alumbraba con una potencia increíble. Se fue acercando y ya no había ninguna duda: ¡¡¡era un ovni!!! o si lo queréis mas sencillo, un platillo volante, aun más sencillo, una nave espacial cuyo origen no podía ser terrestre. Tardó unos 20 minutos en su lenta aproximación, que tampoco era tal, simplemente estábamos en su trayectoria, o no, nunca lo sabremos.
Voy a intentar describir lo que vieron mis ojos aquel mes de julio de 1983. Cuando mas cerca creímos que estaba ese aparato, yo calculo, sin tener ninguna noción de aeronáutica, que estaría sobre 300 a 600 metros de altitud, era un platillo circular, perfecto o casi perfecto, metálico, pero no sabría deciros el color del metal, algunas partes brillaban por el reflejo de la luna o por sus propias luces, se veía enorme, pues estaba muy cerca de nosotros, o al menos esa era lo que parecía, pero no sabría calcular el diámetro, pero si estaba claro que era muy grande en comparación con aviones, barcos u otro tipo de naves terrestres. En una especie de cúpula ovalada en la parte superior y frontalmente salía un haz de luz blanca de una potencia sin igual. Imaginaros encender una linterna alógena en una habitación completamente a oscuras. Esa luz fue lo que primero observamos en su lejanía. Imaginaros una nave espacial circular y circunvalando toda la nave tenía unas luces de varios colores que parpadeaban como unas luces de navidad. Luces parpadeantes de color rojo, azul, naranja, verde… La verdad, yo nunca había visto semejante tecnología. Pero lo más impactante es que parecía que se iba a caer al suelo, no emitía ningún tipo de sonido de motores, ni de otro tipo, era totalmente silencioso. ¿Como era posible que algo tan enorme se sustentara en el cielo sin verse ningún tipo de motor, de sonido, de estela de combustible, de propulsión?. Al menos nosotros no lo veíamos, nada de nada, además de ir como a cámara lenta, como deslizándose por el cielo, era algo increíble.
Ahora pienso, con la información que tenemos hoy en día, que la única razón que podía sustentar aquella nave era alguna tecnología anti gravedad que sustentaba la nave y la propulsaba a velocidades increíbles, o era matemáticamente imposible que aquello volara como si de una pluma mecida por el viento que se desplazara a voluntad del mismo viento. Pasó por encima de nuestras cabezas, muy muy lento. Vimos toda su enorme estructura y panza, atónitos y casi en éxtasis, ni tan siquiera nos hablamos. Yo reaccioné gritando dando las luces largas del coche y tocando el claxon, mi amigo comenzó a darles voces, exclamando ¡¡¡estamos aquí, estamos aquí!!! Me pareció por un momento que se detenían encima de nuestras cabezas, pero solo fue un lapsus o producto de mi imaginación, siguió su camino, pero girando por encima de nosotros haciendo una parábola circular enorme, retornando como si volviera a la base de Torrejón y el aeropuerto de Barajas, y de nuevo se puso en nuestra dirección, pero esta vez, ya cada vez más alto y como si de una estrella fugaz se tratara desapareció sobre el horizonte a una velocidad increíble, pero maravillosa. Nos quedamos varios minutos exhaustos, mudos, o aterrados, no sé describir esos primeros momentos seguidos al avistamiento.
Volvimos a Madrid con una sensación increíble de haber visto algo único, yo me sentía super relajado, como con una paz interior a la vez que euforia, casi como con ganas de llorar, pero de reír también al haber vivido, posiblemente, los momentos más increíbles de nuestras vidas. Pasados los primeros momentos, sacamos los dos la siguiente conclusión, además de reírnos emocionadamente por haber compartido tan enorme experiencia, ambos estábamos seguros de que seguramente nadie nos iba a creer, como así fue. Yo tan solo lo conté en mi casa y como si hubiera contado una película de cine, es más, mi hermano, que yo había heredado de él la afición de la ufología, tubo el siguiente comentario: “ja, ja, ja, tu lo que has visto ha sido la farola del retiro” ahí comprendí que si mi hermano, que me conocía a la perfección tubo esa reacción, el resto de los mortales no nos creerían. No obstante, intenté comunicarme con el periodista especializado en temas de Ovnis y de misterio, Antonio José Ales y su programa para contar la experiencia, la verdad es que ni nos llamaron, por lo que desistí y me acabe de convencer que esa experiencia sin igual e increíble quedaría en un rincón de mi memoria para el resto de mis días y que nadie más pondría en duda aquel avistamiento tan de cerca y tan maravilloso como fue el de aquella noche de verano de 1983.
Ahora, a pesar de tanta tecnología, veo por fotos y vídeos cientos de avistamientos y comprendo lo privilegiados que fuimos aquel amigo y yo, pues no he visto nada parecido jamás a pesar, como decía, de tanta tecnología. Hasta el día de hoy que he decidido narrarlo tal y como ocurrieron los hechos y publicarlo para dároslo a conocer. Creo que los seres humanos, ni mucho menos estamos solos en este planeta y en el universo, creo firmemente que debemos de estar preparados, a pesar de la censura sobre estas cuestiones, para entender que un día, no muy lejano, presenciaremos el contacto entre los seres humanos y otras especies de entes o seres con una tecnología muy avanzada a la nuestra, suponiendo que no se haya producido ya. Pero esto lo dejaré para otro día.
Sobre mi amigo, la verdad es que nos vimos unas cuantas veces más, pero con el paso de los años nos fuimos alejando cada vez más hasta que nos dejamos de ver. A día de hoy no he vuelto a saber nada de ese amigo con el que compartí la experiencia más increíble de mi vida. Pero las veces que nos reencontramos, nunca jamás comentamos y hablamos sobre aquel avistamiento de aquella nave espacial, ovni o platillo volante, como queráis definirlo, tan solo sonreíamos y nos cruzábamos las miradas de forma cómplice cuando estábamos con otras personas, como reviviendo cada instante y saboreándolo dentro de nuestras mentes telepáticas aquella aventura maravillosa.
Para acabar de contar esta experiencia, cuando llegué a casa, ya eran altas horas de la noche, fui a abrir el maletero donde había metido el macuto con el famoso libro de ufología, cuando me quedé atónito, el macuto si estaba, lo que había desaparecido fue aquel libro, hice cábalas ante la posibilidad que me hubieran abierto el maletero, pero era imposible no había aparcado el coche en ningún sitio, ni lo había perdido de vista, tan solo en el montículo donde habíamos estado contemplando el ovni. Jamás apareció ni supe cómo había desaparecido, además solo el libro no el macuto, pero después de haber visto lo que habíamos visto lo deje estar, pero a día de hoy sigo sin explicarme aquellos hechos y seguramente nunca lo sabré, pero es increíble que no haya olvidado ni un ínfimo detalle de aquella experiencia, aun hoy día me emociona al recordarlo como si fuera ayer a pesar de haber pasado la friolera de 34 años.
Y para que conste, hoy haciendo una búsqueda en Internet he encontrado este articulo donde se habla de la aparición de un ovni sobre Madrid, naturalmente nadie lo vio como lo vimos nosotros, o al menos por aquella época los que lo vieran se callaron como nosotros.
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©By frencinas
Saludos
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